El sábado fui al cine, tenía meses de no ir. Que caro se encuentra. Aquí van mis impresiones.
Cines Plaza Miraflores
Cómo extraño las antiguas salas cinematográficas que poseía este pionero centro comercial en sus inicios. Recuerdo que eran de amplio espacio, poseían buena ventilación y sonido. En ellas mi generación se deleitó con grandes entregas como la Trilogía de la Guerra de las Galaxias. Me refiero a los años ochenta, una época donde terminó la creatividad y originalidad del género cinematográfico de fantasía, aventura y ciencia ficción. Hoy me tengo que conformar con una pequeña salita que es 200% más onerosa donde he estado a punto de dormirme en varias visitas.
Las Extras
Al ver los avances Hollywoodenses que nos caerán encima me digo a mí mismo: Puchica, los hondureñitos nos hemos acostumbrado al entretenimiento poco culto, pues es fácil de digerir. El pretexto: “El Cine sirve para distraer, no quiero estresarme viendo una película con problemas que existen en la vida real”. Creo que para relajarse no es necesario apreciar cosas tan patéticas. Salvo una película mexicana donde tratan el problema del éxodo ilegal latinoamericano en USA, el resto da pena.
En cartelera
Narnia: Prefiero que me orine un perro. Ironman: Temí presenciar un sacrilegio contra otro superhéroes de la infancia, como sucedió con Hulk, Spiderman, Supermán y los Tranformers, entre otros. Leí en Internet que también pretenden banalizar a los Thundercats. Que Dios nos agarre confesados en el cine. Recomiendo tener cuidado al expresar el desagrado para dichas adaptaciones ante frikis de la DC cómics y Marvel, podrían reaccionar como un fundamentalista islámico resentido. Me decidí por el viejo Indiana Jones, al fin y al cabo es uno de los gloriosos dinosaurios extintos hoy resucitado por la mancuerna tecnologíca Lucas- Spielberg.
EL Reino de la Calavera de Cristal:
Al menos me quitó la jaqueca que andaba, y eso es todo un mérito. Miramos a un Harrison Ford que no le cuesta nada entrar en el papel del temerario arqueólogo, incluso hasta lo miré con ganas de reencarnar a Han Solo. La fotografía probablemente no le gustará a la actual generación, pero yo agradezco este regalo; la acción proyectada al estilo de la vieja escuela permite apreciar los momentos más intrépidos del héroe y su familia con mucho detalle, sin forzar esos acelerados cambios de cámara que podrían causar convulsiones epilépticas de tanto ver ráfagas y sombras de nada. No hay que cargarle todo el trabajo al editor. Supongo.
El argumento, el de siempre. Indy debe enfrentar al relevo de los Nazis en busca del poder absoluto, es decir, a los progres soviéticos hoy tan de moda en América Latina. En síntesis, un guión tristemente predecible. El tema extraterrestre en contraste con las civilizaciones precolombinas no aporta nada nuevo. La escena que me impresionó: Cuando Indiana observa el cono de la explosión atómica. No está mal pero me quedo con Raiders of the Lost Ark.
Tendrán que reinventar el cine la próxima década.
Saludos.
Cines Plaza Miraflores
Cómo extraño las antiguas salas cinematográficas que poseía este pionero centro comercial en sus inicios. Recuerdo que eran de amplio espacio, poseían buena ventilación y sonido. En ellas mi generación se deleitó con grandes entregas como la Trilogía de la Guerra de las Galaxias. Me refiero a los años ochenta, una época donde terminó la creatividad y originalidad del género cinematográfico de fantasía, aventura y ciencia ficción. Hoy me tengo que conformar con una pequeña salita que es 200% más onerosa donde he estado a punto de dormirme en varias visitas.
Las Extras
Al ver los avances Hollywoodenses que nos caerán encima me digo a mí mismo: Puchica, los hondureñitos nos hemos acostumbrado al entretenimiento poco culto, pues es fácil de digerir. El pretexto: “El Cine sirve para distraer, no quiero estresarme viendo una película con problemas que existen en la vida real”. Creo que para relajarse no es necesario apreciar cosas tan patéticas. Salvo una película mexicana donde tratan el problema del éxodo ilegal latinoamericano en USA, el resto da pena.
En cartelera
Narnia: Prefiero que me orine un perro. Ironman: Temí presenciar un sacrilegio contra otro superhéroes de la infancia, como sucedió con Hulk, Spiderman, Supermán y los Tranformers, entre otros. Leí en Internet que también pretenden banalizar a los Thundercats. Que Dios nos agarre confesados en el cine. Recomiendo tener cuidado al expresar el desagrado para dichas adaptaciones ante frikis de la DC cómics y Marvel, podrían reaccionar como un fundamentalista islámico resentido. Me decidí por el viejo Indiana Jones, al fin y al cabo es uno de los gloriosos dinosaurios extintos hoy resucitado por la mancuerna tecnologíca Lucas- Spielberg.
EL Reino de la Calavera de Cristal:
Al menos me quitó la jaqueca que andaba, y eso es todo un mérito. Miramos a un Harrison Ford que no le cuesta nada entrar en el papel del temerario arqueólogo, incluso hasta lo miré con ganas de reencarnar a Han Solo. La fotografía probablemente no le gustará a la actual generación, pero yo agradezco este regalo; la acción proyectada al estilo de la vieja escuela permite apreciar los momentos más intrépidos del héroe y su familia con mucho detalle, sin forzar esos acelerados cambios de cámara que podrían causar convulsiones epilépticas de tanto ver ráfagas y sombras de nada. No hay que cargarle todo el trabajo al editor. Supongo.
El argumento, el de siempre. Indy debe enfrentar al relevo de los Nazis en busca del poder absoluto, es decir, a los progres soviéticos hoy tan de moda en América Latina. En síntesis, un guión tristemente predecible. El tema extraterrestre en contraste con las civilizaciones precolombinas no aporta nada nuevo. La escena que me impresionó: Cuando Indiana observa el cono de la explosión atómica. No está mal pero me quedo con Raiders of the Lost Ark.
Tendrán que reinventar el cine la próxima década.
Saludos.