lunes, noviembre 27, 2017

Primeras Impresiones de las Elecciones 2017.



Llego al ineludible día de las elecciones. Día que me agarró medio enfermo y con poca disposición para tolerar las típicas peripecias que se suscitan en los centros de votación, como las prolongadas y desesperantes filas donde uno debe votar. Peor todavía, si te han dado un número de mesa y fila equivocados. Fue así como los encargados del proceso no me encentraban en sus dichosas listas por ningún lado.  
Después de echar las respectivas maldiciones y de estar rebotando de fila en fila, del timbo al tambo, de no encontrarme en las listas que pegan en las paredes, pensé que, al final, solo me faltaría ejercer el sufragio en los baños de la dichosa escuela. Cuando estuve a punto de claudicar, me llevaron a un lugar de información donde me dieron otros datos de ubicación para encontrar de una vez por todas las condenadas urnas.
Así fue como me enteré, casi dos horas desde mi llegada, que el aula donde me correspondía votar era la única en toda la escuela que no tenía fila. Sí, la única; tan vacía estaba que los encargados se miraban preocupados por la falta de asistencia. Mi trámite era de lo más rápido y sencillo.  Pero no, el destino que cargo suele complicarse a medida que avanza mi existencia en este loco país donde me ha tocado vivir.
Cuando marcaba las papeletas con esa especie de crayola para Kínder Garden, Le pedí perdón a Dios por lo que estaba haciendo, obligado a venerar al becerro de oro que es el Estado a favor de sus ineludibles acólitos del dolor: Los políticos. Marcar era un suplicio para mi consciencia, he de confesar, por seguir fiándole nuestras vidas a estos seres oscuros.  
Ya en plena madrugada me entero, cuando al TSE al fin se le antojó dar los primeros resultados de esta contienda electoral, que la clase zelota de nuestra sociedad, encubierta por ese comodín histriónico y narcisista que tienen, aventaja al maquiavélico y reelegible JOH por un margen muy estrecho que devela la imperiosa necesidad de una segunda vuelta electoral inexistente, creo, en nuestro sistema.
Es irónico, pues, que un candidato que todo el año se la pasó denunciado que el proceso electoral era un fraude bien montado por el oficialismo, ahora resulte ser el virtual ganador. Y que la candidata del partido que el mismo fundó para combatir la corrupción no le saca ni un 2% del total de votos escrutados. Eso sin contar con tanto partidito de maletín que ni juntos logran formar una barra decente en los gráficos que nos presentan por la TV. Qué vergüenza y gasto para el país.
Con tales resultados, no auguro nada bueno para esta Nación que se ha dejado seducir por populismos de izquierda y derecha. Con la salvedad que el pueblo rechaza la reelección presidencial, pero esto de nada servirá si el partido a gobernar pretende lo mismo que JOH, pero mediante una constituyente golpista.
 En cuanto al candidato del partido Liberal, sospecho que un gran sector de su propia gente le sirivió un plato muy frío para comer. Solo hay que ver los votos sacados por la susodicha Alianza.
No queda otra que resignarse a aceptar los resultados o la tendencia que aparentan llevar este drama político, lo contrario sería dilatar y sufrir más esta espantosa contienda entre quienes codician el poder.  

Saludos.

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