martes, diciembre 05, 2017

Lo que no se quiere ver.



Una parte del pueblo hondureño ha concentrado su repudio y odio visceral en a la figura controvertida de JOH, en sus desatinos y abusos legales para forzar una reelección, a mi parecer, ambicionada por políticos de todos los frentes, pero cuya hipocresía y estrategia política les impide admitirlo de momento. Esto hace que muchos ciudadanos consideren al actual presidente como un dictador.
No se lamenta tal calificativo, precisamente. Como sabemos, la dictadura es opuesta a los idearios de una sociedad libre y hay quienes desean quebrantarla y perpetuarse indefinidamente en el poder; lo malo es la falta de reflexión sobre la amenaza que, también, implica la oposición y su perniciosa finalidad de establecer un nuevo régimen, en caso de ganar las elecciones. Un tipo de régimen que comienza como una inofensiva democracia, pero con el pasar del tiempo ve socavados sus cimientos, pervierte su esencia, y terminan, siempre, en la más nefasta dictadura. Venezuela es un claro ejemplo.
Esto, pienso, ocurre porque los hondureños nos hemos dejado seducir por las posturas más extremas, rígidas y corruptas en post de un paraíso utópico concebido para cabezas románticas e ingenuas. De eso trata el populismo latinoamericano, sea de derecha o izquierda. 


Saludos.  

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