Cada vez que la veo me dan escalofríos, porque siento que me
ponen a elegir entre el mal menos pernicioso. Surge en mí una sensación de
acorralamiento y quizá no sea el único en experimentar tal aprensión. Dándole un vistazo me imagino una interfaz gráfica que me explique
los caminos u opciones cuando me disponga a ejercer el voto (o las
inmolaciones a dioses paganos en los cuales me resulta difícil creer).
De izquierda a derecha:
Casilla 1
(DC): Si usted elige un contrapeso que al final sólo sirve de puro lastre
político, marque aquí.
Casilla 2(?
) Si usted elige un grupo de políticos amateurs, marque en esta casilla.
Casilla
3 (PL) Si usted quiere que continuemos
con el mismo paternalismo político tradicionalista no dude en poner una “X”
bajo la fotografía del hijo de pajarito pechito rojo.
Casilla 4
(PAC) Si, por lo contrario, pretende ya de entrada impulsar el apocalipsis,
esta es la opción más conveniente y segura.
Casilla 5:
(LB) Si considera necesario venderle su alma al diablo… pues esta es la opción perfecta
para arruinar tanto su vida y como la de sus compatriotas, convirtiéndose en
esclavo del Estado.
Casilla 6:
(UD y el solcito) Es lo mismo de la casilla 5, sólo que estos no se han puesto
de acuerdo para consolidar la unidad.
Casilla 7
(PINU): Sería como dejar la papeleta en blanco en esta categoría. Usted, igual, pierde
su tiempo.
Casilla 8
(PN): Si prefiere la versión “siglo XXI” de la dictadura de Tiburcio Carías
Andino (por 60 años), marque bajo la carota de JOH y, de paso, recibirá
L.500.00 para “el fresquito y las semitas de manteca” cortesía del “Gobierno de
Unidad Nacional”.
Un Saludo y disculpen las molestias.
2 comentarios:
Realmente no hay opciones. Si uno no está esperanzado en una chamba del gobierno, no hay ni por qué molestarse en ir a votar.
Lo curioso aquí es observar como a consecuencia de la crisis política del 2009 ha cambiado el panorama político.
Los partidos tradicionales derrocaron a Zelaya con el fin de preservar el status quo, pero vemos que esta estrategia no resultó.
La ceguera de los políticos tradicionales les llevó a pensar que todo podía seguir como si nada, pero ya vemos que no es así. La ciudadanía exige cambios, aunque las más de las veces no acierta a reconocer cuales son las personas más adecuadas para realizar el cambio que lleve a una mejora de las condiciones de vida.
Hola Ardegas. Tienes mucha razón. Aunque mi entrada es sarcástica, no cabe duda que el abanico de opciones se amplió debido a la turbulencia política de los últimos años. No es un indicativo de desarrollo democrático, como muchos pregonan, sino una carrera más encarnizada tras la lucha del poder.
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