martes, mayo 28, 2013

La paz prostituida



Son mafias dedicadas a disputarse el mercado de drogas ilegales; también asesinan, violan, extorsionan, secuestran y roban a la ciudadanía; estos son delitos que se les achaca, pues suelen practicarlos sin el menor resquemor o sentido de misericordia, ya que para eso han sido entrenados. Ahora quieren un pacto con el propósito que reine la paz. Me pregunto ¿Tan mal va el frenético negocio de la delincuencia?
   
Entre la lista de peticiones están el perdón a la sociedad que han ultrajado con su barbarie, a las autoridades y hasta el mismísimo Dios. A parte de eso solicitan que se les disponga programas de capacitación e inserción en la sociedad mediante el trabajo honrado, como si tuvieran prioridad sobre la gente desempleada y honesta que no puede encontrar una fuente de ingresos. Porque, según cuentan, todos, como sociedad, somos responsables de su descarrilado destino. Me pregunto:

¿Estos también, a parte de los políticos, creen que el hondureño común es pendejo? Su propuesta luce más bien como otra clase de extorción; ya que piden mucho a cambio de no seguir cometiendo fechorías. Y si nos negamos, como sociedad, a cumplir sus peticiones ¿Qué harán, seguir en lo mismo?

Hay muchos puntos que la ciudadanía, los líderes religiosos y el gobierno deben considerar cuando se trata con la escoria desbocada: 

Primero: no todos los ciudadanos estarán dispuestos a perdonarles, más bien exigirán justicia, es decir, que paguen como la ley dicta todos sus delitos y desmantelen esas organizaciones criminales. Otros, preferirán la venganza, pues su corazón es muy similar al que palpita en cada miembros del crimen organizado. Además, no se puede creer que todos los delincuentes se rehabiliten y no vuelva a reincidir en el mal. Esto es utópico.  
Segundo: los líderes religiosos, tras el anhelo de alcanzar la bendita  paz, buscan servir de conducto facilitador entre las huestes dislocadas del diablo; por lo cual corren el riesgo de convertirse en tontos útiles. 

Tercero: Gobiernos que negocien con mafias, grupos paramilitares o cualquier otra clase de organización dedicada a sembrar el miedo, desparramar sangre y engendrar el terrorismo, ponen en evidencia su debilidad, temor y la falta de control, por medios justos y ecuánimes, para garantizar la seguridad ciudadana.   
Cuarto: ellos hablan de tregua. La tregua es una pausa en la guerra, no la terminación de la misma. Ojo con eso, ya que dan a entender que su cambio es superficial y por mera conveniencia. Esto nos puede salir muy caro en el futuro.

En pocas palabras, quieren una paz prostituida, incluso, a costa de la impunidad como organizaciones que son.

Soy exceptivo ante este controvertido acontecimiento, ya que parece una nueva treta con el objetivo de seguir fustigando al pueblo recurriendo a otra variedad de métodos, menos violentos tal vez, pero sin duda perversos. Podemos debatir, en este caso, entre la justicia y la misericordia, pero nunca aceptar que se nos insulte la inteligencia con proposiciones falaces, a falta de valor, porque estaremos perdidos. 

Saludos.


No hay comentarios: