El Heraldo dice: Estudiantes hondureños exigen bono de trasporte.
La formación de una lacra social no requiere educación, basta con un modelado corruptible para sufrir las peores conductas antisociales, inducidas, como no, por cierta gente de bajo perfil ético, hoy empleados como “profesores”. Lastimosamente ambas cosas, educación y degradación, se pueden aprender en los centros formales de enseñanza.
Tal es el caso que para exigir dádivas exentas del deber pisoteamos el derecho de otros y, por si fuera poco, destruimos la propiedad pública que tanto cuesta. El ejemplo lo toman los críos, porque la autoridad se rinde ante la violencia chantajista, lo que a la larga obliga ha ceder frutos. Es así como los políticos, antes de restaurar nuestra paz, primero la prostituyen. A esto responden los reaccionarios, por lo que están dispuestos incluso a perder los dientes.
Los gobiernos paternales suelen echar el erario público en saco roto. Con ayudas inauditables nadie puede determinar con certeza si hemos hecho inversión o despilfarro de dinero. Más aún, si contamos los precedentes de cómo algunos de estos jovenzuelos financian sus orgías y pachangas, influenciados por la cultura Light que nos arropa hoy en día como una inmensa capa de estiercol.
Considerando lo anterior, cabe plantearse lo siguiente ¿Serán unos vándalos uniformados merecedores de un bono estudiantil? Bueno, del pisto que nos sacan de tanto impuesto. Acaso nos se han preguntado las autoridades de la secretaría competente, cuál sería el indicador a considerar para que un estudiante merezca el apoyo financiero del Estado: A mi se me ocurre que un buen rendimiento académico, que sí podemos llegar a medir. Al menos de pasada, porque en “materia” de evaluaciones fidedignas también hay mucha tela que cortar.
Adultos ignorantes que dan malos ejemplos producen jóvenes desviados. No cabe duda. Políticos que simplemente regalan o apuestan el dinero de todos no contribuyen al desarrollo social, sino que desperdicia recursos y propician el retraso de la cultura.
Saludos
La formación de una lacra social no requiere educación, basta con un modelado corruptible para sufrir las peores conductas antisociales, inducidas, como no, por cierta gente de bajo perfil ético, hoy empleados como “profesores”. Lastimosamente ambas cosas, educación y degradación, se pueden aprender en los centros formales de enseñanza.
Tal es el caso que para exigir dádivas exentas del deber pisoteamos el derecho de otros y, por si fuera poco, destruimos la propiedad pública que tanto cuesta. El ejemplo lo toman los críos, porque la autoridad se rinde ante la violencia chantajista, lo que a la larga obliga ha ceder frutos. Es así como los políticos, antes de restaurar nuestra paz, primero la prostituyen. A esto responden los reaccionarios, por lo que están dispuestos incluso a perder los dientes.
Los gobiernos paternales suelen echar el erario público en saco roto. Con ayudas inauditables nadie puede determinar con certeza si hemos hecho inversión o despilfarro de dinero. Más aún, si contamos los precedentes de cómo algunos de estos jovenzuelos financian sus orgías y pachangas, influenciados por la cultura Light que nos arropa hoy en día como una inmensa capa de estiercol.
Considerando lo anterior, cabe plantearse lo siguiente ¿Serán unos vándalos uniformados merecedores de un bono estudiantil? Bueno, del pisto que nos sacan de tanto impuesto. Acaso nos se han preguntado las autoridades de la secretaría competente, cuál sería el indicador a considerar para que un estudiante merezca el apoyo financiero del Estado: A mi se me ocurre que un buen rendimiento académico, que sí podemos llegar a medir. Al menos de pasada, porque en “materia” de evaluaciones fidedignas también hay mucha tela que cortar.
Adultos ignorantes que dan malos ejemplos producen jóvenes desviados. No cabe duda. Políticos que simplemente regalan o apuestan el dinero de todos no contribuyen al desarrollo social, sino que desperdicia recursos y propician el retraso de la cultura.
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