lunes, marzo 22, 2010

El Agua

Antes que Tegucigalpa acabe con el semblante del Desierto de Atacama, vale recordar la importancia del líquido vital haciendo una evocación. A principios de la última década del siglo XX vivíamos en la ciudad capital medio millón de habitantes, hoy, tras un innegable avance, casi triplicamos esa cifra. Es lógico que el incremento de la población, más los fenómenos climáticos, hagan insuficientes las reservas de agua potable diseñadas para abastecer, a lo sumo, un pueblo. Es evidente que nadie en el pasado pensó en el futuro, ahora pagamos caro vivir el día a día con intensidad.

A parte de los crudos racionamientos que amenazan con superar la semana, hay otra cosa que me causa indignación. Pensar que las autoridades publicas focalizan el uso indebido del mineral en las colonias y barrios, lo cual es, a mi entender, una absoluta injusticia. Estoy casi seguro que la mayor parte del agua se gasta (o invierte) en actividades comerciales e industriales. Sumemos la pésima infraestructura a la cual seguro no se le da el debido mantenimiento. ¿Por cuántas tuberías averiadas no se estará despilfarrando miles de litros de agua? Pero no, las medidas duras se aplican en el hogar.

El verano va para largo. Y cuando llegue la lluvia inundará el resto. Así es la vida del hondureño, que se debate entre polos extremos.

Saludos.

2 comentarios:

Luis Amézaga dijo...

Sois muchos en esa ciudad que ahora le toca paladear lija.

David Morán dijo...

En efecto, son muchos (por no decir todos) en riesgo de convertirse en víctimas.

Saludos.