miércoles, noviembre 18, 2009

En la aparente recta final

Bien. Sigamos…

A veces no entiendo el mundo que circunda a los hondureños y algunas excepciones localistas, obsesionadas con sus imposturas dizque libertadoras.

A estas alturas el Irreversible amigo de las causas perdidas ya debería aceptar su condición de alfeñique derrocado. La restitución, y toda discusión que gira alrededor de ella, no es más que un encarecido esfuerzo sin sentido. En términos prácticos, Honduras no ha perdido el orden constitucional, pero tras las informaciones oficiales se barajean posibles desenlaces para la actual crisis política.

Aunque se puede considerar que las próximas elecciones generales terminen de una vez por todas con el aislamiento del aparato estatal con respecto al mundo, al reconocer un presidente electo, considero que los enemigos de la democracia no quedarán complacidos con aceptar una derrota casi inminente; todo lo contrario, podríamos tener en el futuro duras secuelas impregnadas con el fétido olor de la venganza.

Como lo veníamos suponiendo, nadie tiene derecho de privar a los catrachos de nuestra democracia y, si ésta es genuina, los que no quieran reconocerla –por compromisos adquiridos con el poder a quien rinden tributo- se delatan como enemigos de la libertad. Es cierto que en Honduras la democracia es un ejercicio nimio y que aún falta madurez cultural para asimilarla, más no por ello se debe recurrir al oprobioso lado del populismo que nos augura un futuro prometedor, a costa de un sistema represivo, corrupto e inhumano. Falta ver la respuesta masiva de los ciudadanos frente a las urnas, en contraste con una fuerza minoritaria que pretende coartar semejante derecho.

Entre tanto, quedamos a la expectativa.

Saludos.

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