
Algunos periodistas tienen en mente que los políticos se pongan de acuerdo y formulen, con otros miembros de la sociedad civil, un plan de desarrollo nacional para sacar adelante este país, y que dichas políticas de desarrollo no se circunscriban a los breves períodos presidenciales, ya que la alternancia producida, a veces, por la democracia hace que los grupos de poder no respondan de los proyectos ajenos a su administración. Incluso, profesores universitarios consideran que el mentado plan de nación es imprescindible si queremos ver la luz al fin.
En lo personal me pone nervioso el hecho que la clase política se ponga de acuerdo en casi todo, porque cuando esto ocurre-si es que ha ocurrido alguna vez- se abre la brecha para que ellos nos amulen a todos. Algunos “idealistas” consideran que es necesario anteponer a Honduras frente a los intereses partidarios. Pero creo que esto es un discurso demagógico errado y mejor será que me explique.
Un político-serio, hay que aclarar-tiene por convicción que su ideología representa el bien en sí mismo, de lo contrario sería un estúpido si la desacredita dándole la razón a sus enemigos. De obtener amplios acuerdos con la oposición, que obviamente tienen ideas antagónicas, estaría traicionando sus ideales y principios, todo para ganar la simpatía de las masas y así preservarse en el poder. En otras palabras, prostitución.
Lógicamente, no queda más que debatir algunos tópicos para llegar a mínimos acuerdos. Y lo mínimo común entre adversarios políticos de una república que se presume libre es la democracia. En otras palabras, todos deben ser demócratas, o al menos respetar eso.
Las pugnas políticas-reitero, de políticos serios- pueden favorecer al resto de la ciudadanía, porque cada facción vigila a la otra y está preparada para denunciar las irregularidades que se presenten, o cubrir asuntos de interés público que sus contrarios han descuidado. Todo gracias a que unos tienen mayor representatividad (votos) otorgada por la ciudadanía, y el resto hacen una efectiva oposición.
Siguiendo estás ideas, es poco probable, por no decir imposible, que políticos serios se pongan de acuerdo para un plan nacional de desarrollo o una visón ideal de país, porque en principio, vamos, cada uno tendría su particular manera de apreciar la economía. Además, para buscar el progreso no es necesario acuñar un plan de nación.
India podría ser un ejemplo democrático de lo que hablo. El Blog Tico ASOJOD presenta una interesante explicación del desarrollo de esta nación asiática que, como muchas, van para adelante, sin que existan genios de por medio o manos de hierro que planifiquen algo para todos.
Saludos.