La Semana Santa hondureña, hasta donde la he podido vivir, se divide en actividades recreativas y de culto religioso, donde, al parecer, el negocio del esparcimiento va ganándole terreno año con año a las tradiciones surgidas del esfuerzo voluntario. Veo que los catrachos preferimos seguir gastando hasta lo que no tenemos con tal ir a las playas, para ver un buen par de nalgas contonearse de lado a lado, chapotear en el agua, comernos un delicioso plato de mariscos con platanitos fritos o tortilla, limón y forrarnos la barriga de cerveza clandestina. Y es que a veces bien puede valer la pena semejante sacrificio ¿No lo creen?. A estas alturas muchos compatriotas deben estar pensando en la forma de recuperar las pertenencias que dejaron al cuidado de alguna casa de empeño, total, alguien tenía que financiar las vacaciones de tanto veraneante. En cambio otros tienen la difícil tarea de repoblar con nuevos muebles y otros enceres domésticos sus hogares, ya que al regresar de las merecidas vacaciones encontraron la casa como salón de baile, todo gracias al servicio de limpieza que ofrece la delincuencia en nuestro adorado país, con una eficiencia que deja pasmado a cualquiera. Servicio público sin costo alguno. Ojala así fuera el gobierno para solventar las problemáticas sociales.
Esta semana también se llenó de desgracias ajenas a lo esperado por ella, un tiempo de reflexión y descanso. Casi cien personas han fallecido a causa de accidentes de transito, crímenes y otras circunstancias relacionadas estos días de asueto; puedes irte de farra pero no sabes si vas a regresar vivo o en una sola pieza. Por otro lado leí que millares de catrachos se movilizaron a distintos puntos del país durante esa semana, lo mismo sucede en otras partes del mundo; esto resultar muy saludable para la economía, pues alimenta nuestro aparato turístico, bien, aún hay dinero en Honduras. Y bastante por lo que puedo apreciar.
Yo me la pasé tranquilo la semana pasada; ahora, si se me da la oportunidad de viajar el próximo año, preferiré ir a lugares apacibles, abiertos, tranquilos y poco concurridos, con abundante comida y alguna que otra “piba”(como dice Don Michi) bonita que apreciar…y a ver que se pesca. Detesto las aglomeraciones. Esos mares y balnearios donde se apiñan tanta cantidad de gente me desagradan, parece una orgía donde se lleva a cabo una masturbación colectiva poco salubre para mí. Iré a la playa cuando pase la fiebre veraniega, además, a estas alturas deben estar convertidas en verdaderos basureros, esto lo digo porque conozco bien las costumbres que se destilan por aquí.
Seguimos adelante y espero que ustedes amigos(as) lectores(ras) también, espero que sea así.
Saludos
Primera Foto tomada de: La Prensa
2 comentarios:
A mi me pasó algo parecido pero por motivos de reciente paternidad. Casa y más casa, visitas y más visitas. Parecía que mi casa era una estación más del Via Crucis.
Bonita foto.
"Casi cien personas han fallecido a causa de accidentes de transito". En España os ganamos. Hemos llegado a 108 víctimas mortales por accidentes de tráfico, y sin contar los heridos, tetrapléjicos, y demás consecuencias vitales. Han sido unas típicas vacaciones de Semana santa.
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