lunes, agosto 26, 2013

El centrismo indefinido del PAC



¿Quién en Honduras no conoce a Salvador Nasralla? No hace falta que dé muchas explicaciones, a menos que se trate de lectores que no han vivido en este país. Es el personaje más controvertido y farandulero que tiene nuestra  sociedad catracha. Presentador de televisión, narrador por más de 30 años de partidos de fútbol (programa de TV, 5 deportivo), organizador de inventos de belleza, animador de su programa de entretenimiento como “X-0 da dinero”, entre otras cosas.
Ahora, en plena madurez,  Nasralla da un salto a la palestra política. Su experiencia en el área, nula. Sus méritos para aspirar a la presidencia, ser altamente conocido y hacer públicas las críticas estereotipadas que cualquier ciudadano común le achaca a nuestro degenerado mundo político. Todo gracias a la cobertura que le brinda la televisión. 

Sin embargo, Nasralla, para instaurar su propio partido, se fundamenta en unos principios muy razonables y concretos que bien vale la pena sintetizar.
1.-Los partidos que gozan de mayor popularidad (Nacional y Liberal) están corrompidos. Por tanto, adherirse a ellos implica la continuidad de esa misma corrupción; lo cual asegura el bienestar de uno pocos en detrimento de la mayoría.
2.-Focaliza que el principal motivo de nuestro atraso y subdesarrollo es la misma corrupción; ergo,  debe combatirse lo antes posible con una administración eficiente, depurada de personas inmorales al mando de instituciones públicas.
3.-Para ello se debe crear un nuevo partido; libre de los vicios que dominan las vetustas instituciones políticas, donde se respire el aire de una  cultura partidista diferente, más ética, comprometida y responsable. 

Quizá por eso bautizó su agrupación política como “Partido Anticorrupción” (PAC), en mi opinión un desatino porque esto suena más a un eslogan de campaña que otra cosa.
El primer problema que visualizo es que, el mismo líder del PAC, asegura que su partido no es ni de derechas o de izquierdas, sino “puro centro”.  Esa “pureza” de centro es, precisamente, lo que me deja desconcertado; ya que, al parecer, no define una ideología concreta en la cual basar su accionar político. Algo indispensable en una organización de semejante categoría. Y sin ideología, una persona que sepa un poco de ciencias políticas, no encontrará sustentación ni convencimiento para, primero, avenirse racional y conceptualmente con el partido; segundo, tener la suficiente confianza como para depositar su voto en el mismo, por bien intencionadas que estén las personas que se involucran en esta empresa. 


Aunque Nasralla hace propuestas donde muchas personas logran identificarse con ellas, no se puede  revolver políticas que parten de principios contrapuestos. Eso es lo que noto en su vacuo discurso político.
¿Entonces, dónde está la esencia ideológica que promueve el PAC? Pues, en sí, combatir la corrupción no es una doctrina ideológica, es un deber moral imbricado en todo accionar político, sea cual sea la ideología a poner en práctica.   
Diría que se concentra en la admiración del mismo candidato de este partido: el propio Nasralla. Es una especie de egolatría donde se rinde homenaje a un personaje público que goza de aceptación considerable por el simple hecho de no haberse involucrado en política tradicional, crítico mordaz y es lo suficientemente “puro” como para ser digno de confiarle el Poder Ejecutivo.
Entonces debemos, si todo parece girar alrededor de su persona, estudiar la conducta del candidato. En mi humilde opinión, Nasralla se ha caracterizado por un narcisismo prepotente, intolerante hacia cualquier crítica (sobre todo la sátira), que profesa un cristianismo que no parece compaginar con sus conductas, a veces, agresivas y llenas de odio frente a quienes le adversan. Su impaciencia y falta de cordura, que ha quedado muchas veces evidenciada en sus narraciones deportivas, lo ha llevado en más de una ocasión a tener que retractarse. El PAC tuvo que rectificar sus requisitos de inscripción de candidatos por órdenes del mismo TNE, al descubrirle inconsistencias, lo que habla muy mal de un partido que promueve la efectividad. Lo peor, es que Nasralla ha dado claras muestras de incitar a la sublevación de ganar el Partido Nacional y no el PAC. Eso es reprochable.  
No emprenderá una campaña política de alto nivel porque no debe tener el suficiente capital para hacerlo. Pero lo excusa con la idea de que es tan admirado por el pueblo que no requiere montar  un adecuado proselitismo. En este punto, al menos, le daré el beneficio de la duda, porque en este país hay mucho ingenuo que se deja atrapar así de fácil.  
Lo más gracioso del caso es que se cree una especie de elegido por Dios para comandar los destino del país. Esto es grave viniendo de un político, porque denota unos delirios de grandeza; un despotismo latente que está a punto de eclosionar. Algo muy visto en el político mesiánico común y corriente que, luego de parecer benévolo y justo, obtenido el poder, se torna un dictador.
Una persona con estas características e ideas variopintas, por muy profesional que sea, no me da la más mínima confianza  para conferirle un gran poder mediante el voto. Hasta ahora, el PAC sólo ha demostrado que es una candidatura independiente, castrada de ideología, bajo el disfraz de partido político, cuyos adeptos parecen alabar a su candidato e intentar subsanar sus zafadas de legua producto de esa impetuosidad y falta de mesura.      
Saludos.

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