lunes, mayo 06, 2013

Tras la rejas



Delincuencia siempre ha existido, pero cuando las casas se remodelan con una arquitectura amurallada, como fortín defensivo de alguna ciudad medieval, eso indica que el robo y crimen diseñan nuestros estilos de vida.  Ahora este mal, que se recrudece con el tiempo, quitándonos vienes y vidas, no deja otra opción que elegir entre la libertad de circulación o la seguridad, cosa que los propios ciudadanos podemos hacer a expensas de un Estado corrupto e incompetente. No es extraño ver en Tegucigalpa muchos barrios y colonias cuyos habitantes tienen la penosa urgencia de enclaustrarse en sus  propias cuadras (o bloques); reuniéndose, organizándose, haciendo ciertos sacrificios y dispensas, cooperando (hasta superar discordias internas, y externas con la alcaldía) económicamente para instalar enormes portones y contratar servicios de seguridad privada. Hace poco le tocó el turno a mi bloque porque ya no se soporta tanto asalto y, algunos comerciantes, son víctimas de mal parido “impuesto de guerra” o extorsión de mafias. 

Es triste ver que, los ciudadanos honestos, sean condenados a vivir tras las rejas, mientras, sicarios, asechadores, ladrones y demás escoria pululan por doquier en plena libertad. Y cuando tenemos un sistema de seguridad estatal, en parte, cómplice y autor del latrocinio, no queda otra que ser convictos de nuestra propia inocencia. 

Saludos.  

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