viernes, septiembre 21, 2012

Educación en Honduras, una verdadera encrucijada para la juventud.



El otro día que anduve por un centro comercial aquí en Tegucigalpa y miré a un grupo de colegialas, de inmediato me llamó la atención su uniforme: lucían faldas arriba de la rodilla, con sus caritas bien maquilladas, reluciente joyería y  peinados con cierto toque de extravagancia. No pude evitar reírme, eso sí, con discreción.  En verdad parecían chicas que se preparan para esos concursos de vanidades más que alumnas de una institución seria. Pero al ver los colores de sus atuendos uno se percata que estudian en colegios públicos ¡Con razón! 

Esto es producto de la dejadez de un sistema educativo que, en cierta medida, ya ni se preocupa por los aspectos formales. Lo peor de todo es que muchos de estos jóvenes sienten que van progresando intelectualmente cuando aprueban sus asignaturas, sin embargo ignoran que reciben la peor educación que puedan imaginarse; y se hace evidente cuando pegan de bruces en los exámenes de admisión de las universidades; no saben  escribir, y ni les importa. 

Aceptémoslo, en la educación pública los jóvenes pasan a un tercer plano. Ahora son instrumentalizados por los mismos profesores para alcanzar fines políticos, se les regala dinero del erario sin exigir cuentas o responsabilidad alguna, tienen como héroes a delincuentes, padecen una distorsión de valores debido al relativismo y van en aumento los casos de adolescentes embarazadas. Y si esto no fuera suficiente, añadamos la responsabilidad paternal, que por una parte recurre a la sobreprotección de los hijos, y en otra, prefiere la despreocupada negligencia que producirá en el futuro individuos dedicados a la creciente actividad delictiva, no solo por falta de oportunidades, sino que por carecer de auténticos valores. 

Llegaremos a un punto donde cabrá la pregunta ¿Qué es peor, no tener educación académica o mal educarse en los mismos centros educativos? Será una encrucijada. Quedarse marginado o convertirse, en el “mejor” de los casos, en un auténtico analfabeto funcional. 

Saludos.

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