miércoles, febrero 29, 2012

¿Quiénes son los que más aman a Dios?


En mi humilde opinión todo cristiano que ama a Dios respeta las enseñanzas de Jesucristo y hace verbo su palabra practicándola con fe y devoción. Sin embargo, hay entre todos los creyentes quien hace de esta actividad todo un estilo de vida y se entrega por entero al servicio del prójimo. Me refiero, dentro del catolicismo, a las personas que renuncian por voluntad  a toda ventaja o gozo que provee  una vida ordinaria para dedicarse a tal empresa. Hablo de  los sacerdotes y monjas. Ellos, más que otras personas, demuestran, mediante su renuncia, el intenso amor y compromiso que posee con Dios. 

 Porque claro, el resto de aduladores devotos (feligreses) que nunca faltan en las parroquias, quienes siempre se jactan de amar a Dios por encima de todo, puede que sean unos reverendos pajeros. El resto ama a su esposa, a sus hijos, su trabajo, sus padres, hermanos, novias, animales y posesiones. Hay otros que aman la profesión en sí, el pasatiempo, el vicio, e, inclusive, su blog. Con tanto objeto de deseo diseminado a su alrededor no es de extrañar que le dediquen poco tiempo del día o de la semana a los asuntos espirituales. Seamos honestos. Hasta se puede leer a unos pobres diablos que prefieren enredarse en la confusa maraña literaria, ilusos que persiguen mujeres inalcanzables o sueñan con autos deportivos que jamás conducirán. 

Hace no mucho ocurrió en Honduras un escándalo que involucra al clero, donde el famoso Padre Paiz fue objeto de serias acusaciones, tal noticia desató una polémica aprovechada por los medios periodísticos más sensacionalistas que tenemos aquí. Conocí al Padre Paíz hace muchos años cuando era estudiante del Instituto San Miguel (1988-89) antes que me aplazaran. Paiz se desempeñaba como encargado de la consejería y la parte disciplinaria. No me cabe duda que fue un tipo bien intencionado pero, debo reconocer, más temido que amado en el colegio, porque era sumamente estricto y con un carácter muy volátil (por no decir encachimbado). Sus esfuerzos por enderezar los árboles retorcidos a veces eran inútiles, sus castigos algo desproporcionados y el esfuerzo por acabar con el Bullying que muchos padecimos una tragedia interminable. Eso sin contar con las ocurrencias“militaristas” de aquellos profesores que lo único que hacía era fomentar la coacción como forma de obtener respeto y el machismo. Del resto de cosas nunca me quejé, pues nada es perfecto, ni los sacerdotes. 

Ellos, los curas, también pecan, y pueden incumplir sus votos. Algo por lo cual no vale la pena hacer tanto revuelo porque sucede con cierta frecuencia, así como las discrepancias entre los mismos sacerdotes dentro de su orden jerárquico. No me voy a referir a las acusaciones que fue objeto Paiz, sino más bien a unos aspectos que él dio a entender en una entrevista televisiva. El padre opina que es mejor que lo sacerdotes se casen, entre otras variaciones a la profesión. El mismo confiesa que tuvo sus deslices e incumplió el celibato. La cuestión es que, según este Señor, tal parece que su vocación es muy sacrificada y hace a muchos sacerdotes proclives al pecado por las múltiples restricciones que posee. Lo que yo no entiendo es, si esta es una profesión con tantas ataduras, ardua, arriesgada y llena de privaciones  ¿Por qué algunos estudios científicos indican que los sacerdotes son las personas más felices con su profesión? Imagínense, a pesar de todo. En lo personal no tengo problema en que los curas se casen o las mujeres se ordenen sacerdotes, pero respeto la tradición de la iglesia y sé que esto es asunto del clero. Pero hay gente que le encanta meter sus uñas en asuntos privados, y ni católico que fueran. 

Cura político

El ex obispo de Copán, Luis Alfonso Santos, famoso por hacerle la comparsa ideológica a Mel Zelaya, tal parece que quiere ser el Lugo catracho. Esto despertó resquemores entre los Liberales, corriente política por la cual se decantó Monseñor para concretizar sus ambiciones. Algunos liberales opinaron que no era apropiado que un sacerdote renunciara a su vocación para dedicarse a la política vernácula, debido a la falta de orientadores espirituales en todo el país. 

Pues yo disiento de la opinión de esos colorados. Creo que el sacerdote, si consigue permiso, tiene todo el derecho de dedicarse a la política y lanzarse para presidente. Antes de explicarme es mejor que hagamos una clara distinción entre política y religión. La política, como la conocemos, inherente al ser humano también, tiene como objetivo primal la obtención y manejo del poder (controlar a otros); mientras que la religión obedece a un propósito trascendente (salvación), entre Dios y el individuo que añora hacer comunión con el primero. 

En resumidas cuentas, un cura que renuncia a su profesión por dedicarse a la política debe confesar que le interesa la obtención de poder más que Dios. En mi opinión es un bien profiláctico  para la Iglesia Católica que sacerdote cualquiera decida volcarse a la política si así lo cree conveniente, ya que prefiero a un sacerdote predicando el credo ideológico en un mitin político, que verlo en la misa haciendo proselitismo de una ideología que riñe con los principios del mismo cristianismo, lo peor,  haciéndola pasar por voluntad de Dios para manipular a los ingenuos creyentes, lo cual me parece una absoluta aberración. 

Saludos y mis respetos a los sacerdotes y monjas comprometidos con su trabajo.

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