Educación gratuita, la gran falacia de la ideológica política y su relativismo.

Esta demás decir que la educación, en lo referente a la formación académica, si bien es un derecho humano, no es gratuita como lo asegura el demagógico discurso político, sea éste de derechas o izquierdas. La formación académica tiene un costo, y hay quienes lo pagan mediante las medidas impositivas que posee el Gobierno. Tanto con los impuestos directos e indirectos que las personas naturales y jurídicas tributan se sostiene el sistema escolar y superior público. Valga la aclaración.

Como una vez lo indicó el ex-presidente Maduro, la mayor parte del presupuesto destinado a la Secretaría de Educación se va en los salarios de profesores (hoy mal llamados maestros, porque eso es otra cosa muy diferente), cuya dirigencia ya no persigue fines pedagógicos, sino mas bien políticos, subrayo, de recalcitrante orientación socialista. Dirigentes que tienen quebrada la institución de previsión que posee su gremio, reclamada como suya, aunque recibe también aportaciones públicas. El obcecado proceder de la dirigencia magisterial, principal foco de divergencia en nuestro país, tiene como estrategia emplear a los estudiantes de comparsa proselitista encaminándolos a la nada benéfica actividad revolucionaria, cuyo objetivo primal no es otro que destruir el actual estado de derecho (golpistas) para establecer el régimen totalitario donde ellos campearán. Es deleznable manipular a menores de edad y encaminarlos así en actividades políticas, peor si se les adoctrina (lavado de cerebro) y adiestra para utilizar la violencia y el desacato a la ley con tal conseguir sus fines, aupados en la retórica de que en este país todo se consigue a base de extorsionar al Poder Ejecutivo.

Por otro lado, el Gobierno de Unidad Nacional, bajo la mística del humanista cristiano invisible, pretende llevar a cabo reformas educativas a expensas de la sociedad civil, porque, claro, lo que pueden andar buscando es quitarle poder a esta dirigencia magisterial infectada con su miope visión ideológica. Los hondureños seguimos enfrentados por culpa de estas dos facciones que no desea ver la realidad, sino implantarnos, gracias a la desinformación, sus principios y valores contrapuestos (relativismo). Así no vamos a desarrollar al país hasta que exista un vencedor medio muerto que a duras penas pueda moverse. Lo único común en ambos es la demagogia.
Así pues, para los enemigos de la libertad individual, la privatización es su panfleto por excelencia, con las organizaciones de derechos humanos a su favor, arguyen que los jóvenes deben participar en el famoso proceso de reforma. Pero los menores de edad no son ciudadanos aún y dependen de los adultos (que posee su custodia) para orientarlos, esto no significa cosificar a los menores, ellos todavía no están plenamente formados para enfrentar una semejante situación, y si participan, es porque están siendo manejados por adultos que los controlan a su entero gusto. Para conservadores, amantes del nacionalismo y la economía corporativista, la nacionalización es una amenaza latente, por ello temen un auge socialista. Sin embargo, es por culpa de su falta de ética, mediocridad y mala actitud empresarial que estas fuerzas reaccionarias tuteladas por caudillos tiránicos ganen adeptos gracias a la desesperanza del pueblo empobrecido y sin instrucción escolar.

Ahora que el gobierno replantea la reforma educativa, queda esperar las aportaciones de todos los sectores que desean participar en ella, porque es algo necesario para el país. Esto sólo tendrá éxito si abandonan su relativismo político y encuentran una mínima verdad en común, de lo contrario, seguiremos por la senda del Estado Fallido que ya ha sido trazada.

Saludos.