El desguace del sistema republicano y democrático está de moda entre la clase política. Tal parece que cada partido (de derecha o izquierda) promueve una “reforma” o “constituyente”, vía referéndum o plebiscito, para implantar un régimen acorde a su miope ideología; esto le permitirá a la facción política reinante obtener la mayor licencia para hacer y deshacer a su entero gusto con el país. Mientras, al resto de la población nos quedará elegir mediante el voto la dictadura que debemos padecer. Irán manipulándonos mediante el arte de la demagogia cada cuatro u ocho años dando traspiés entre la pobreza y la inestabilidad política. Aquí el fin justifica los medios, y el fin es el poder a cambio de nimias cuotas de progreso: de Libertad, conocimiento y riqueza.
No cabe duda que los políticos, que se creen los resabiados, se aprovechan de la ignorancia de un pueblo que no entiende qué es la democracia. Esto explica su deliberada apatía con respecto a la educación, la práctica de valores morales, éticos y espirituales. Para unos (derecha, “humanista cristiana”), la educación es sólo un cúmulo de conocimientos orientados estrictamente al trabajo y la producción; para otros (izquierdas, progre-sistas o socialista), es el instrumento idóneo para enseñar su nefasta doctrina tanto política como social, la que hoy promueve el nacionalismo, el anticapitalismo, el racismo y la xenofobia tal y como lo plasmas sus grafitis vandálicos dispersos por toda Tegucigalpa.
Está claro que en Honduras no se practica la política, sino que se juega a la política. Por eso es importante, hoy más que nunca, mantener en pie nuestra “vetusta” Constitución, al fin y al cabo ha demostrad que es un estorbo para las desmesuradas ambiciones de poder y control.
Si van a gastar 500 millones de Lempiras en consultas populares, con el propósito de cambiarlo todo para seguir en la misma vaina (subdesarrollo), sería preferible que nos consultaran si queremos una nueva dirigencia para el fútbol nacional u otro director técnico en la Selección. Al menos el despilfarro del erario nos haría algo de gracia.
Saludos.
No cabe duda que los políticos, que se creen los resabiados, se aprovechan de la ignorancia de un pueblo que no entiende qué es la democracia. Esto explica su deliberada apatía con respecto a la educación, la práctica de valores morales, éticos y espirituales. Para unos (derecha, “humanista cristiana”), la educación es sólo un cúmulo de conocimientos orientados estrictamente al trabajo y la producción; para otros (izquierdas, progre-sistas o socialista), es el instrumento idóneo para enseñar su nefasta doctrina tanto política como social, la que hoy promueve el nacionalismo, el anticapitalismo, el racismo y la xenofobia tal y como lo plasmas sus grafitis vandálicos dispersos por toda Tegucigalpa.
Está claro que en Honduras no se practica la política, sino que se juega a la política. Por eso es importante, hoy más que nunca, mantener en pie nuestra “vetusta” Constitución, al fin y al cabo ha demostrad que es un estorbo para las desmesuradas ambiciones de poder y control.
Si van a gastar 500 millones de Lempiras en consultas populares, con el propósito de cambiarlo todo para seguir en la misma vaina (subdesarrollo), sería preferible que nos consultaran si queremos una nueva dirigencia para el fútbol nacional u otro director técnico en la Selección. Al menos el despilfarro del erario nos haría algo de gracia.
Saludos.
2 comentarios:
Asi es, hay quienes piensan que la constitución es la que tiene la culpa de la pobreza y que se puede cambiar la constitución de manera que el país salga del subdesarrollo por decreto. Otros por el contrario quieren cambiarla para lograr sus propósitos, pero el caso es que con eso no se soluciona nada.
Gracias por tu comentario Odalis, esteré pendiente de tu blog cuando pueda.
Un saludo.
Publicar un comentario