Aston Martin lo llama Rapide, quizá en honor al primer auto que construyó con ese mismo nombre a mediados del siglo XX. Tenemos un DB9 rediseñado para trasportar un par de chicas más, aunque algo incómodas debido a unas reducidas plazas que sacrifican el confort por la aerodinámica, similar detalle ocurre con el maletero. Es una berlina impráctica y tremendamente cara si comparamos prestaciones. Lo peor, no es tan rápido como su rival el Porsche Panamera. En todo caso, es la quinta esencia británica; y nadie mejor que los suizos-encargados de su construcción- para ponerlo en marcha, enriqueciéndolo con una potencia motriz de origen alemán.
Pero ¡Qué diablos nos importa todo eso! Nadie en su estilo supera semejante belleza. Disfrutemos de un poderoso y conmovedor instante donde la soberbia se pasea por las calles de Valencia.
Pero ¡Qué diablos nos importa todo eso! Nadie en su estilo supera semejante belleza. Disfrutemos de un poderoso y conmovedor instante donde la soberbia se pasea por las calles de Valencia.
Saludos
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