Estos diminutos y simpáticos personajes azules poseían una organización social que bien pudiéramos denominar comunismo silvestre, viviendo en equilibrio con la flora y la fauna circundante. Su economía no se basaba en el dinero, no existía mercado de vienes y servicios propiamente dicho; al parecer los medios de producción formaban parte de toda la comuna y eran tan asquerosamente iguales como el ejercito de Clones de la República Galáctica. Incluso hasta la forma de vestir que les impuso el brujo que fungía de jefe, Papá Pitufo, no daba pie a mucha distinción que digamos, pero este viejo sí se diferenciaba del resto con su gorro y chones rojos, marcando una clara distinción de clase. La aldea, junto con su peculiar estilo de vida, era resguardada en ocasiones por medio de artes mágicas (una suerte de sopa exótica que mezclaba el pequeño barbudo, técnicas predecesoras de la alquimia), pues lo pitufos tenían muchos enemigos, entre ellos Gargamel, ermitaño y colega de Papá Pitufo, y Azrael su gato, quienes veían a los comunistas azules como irresistibles bocadillos.
A pesar que la idea de igualdad, valor imperante, venía subrayada en todo quehacer pitufo, los jovencitos centenarios se podían diferenciar entre ellos por su personalidad y, en especial, por las habilidades o talentos y mañas propias, todas ellas puestas al servicio de la comunidad pitufa. De ahí cogían sus nombres. Caso excepcional en este modelo es que cada miembro de la hermandad era dueño de su propia casa, un flamante hongo, haciendo necesaria la especulación que los pitufos reconocían la propiedad privada, y la respetaban.
El mundo pitufo caminó durante mucho tiempo en un ambiente homosexual. Entiéndase aquí dicha palabra como un solo sexo, nada que ver con preferencias sexuales, ya que los pitufos no daban muestra de ser gays, quizá porque ellos nunca iban “contra-natura”, como la postmodernidad, exceptuando, claro está, el aspecto mágico. Pero esto acabó al llegar una nueva entidad, creada al principio por el propio Gargamel con propósitos maléficos. Así surgió la Eva Pitufa, Pitufina, que luego de identificarse con los jóvenes solterones decidió vivir entre ellos, quizá para ser cortejada de forma perpetua, la muy coqueta.
Como en toda organización social siempre surgen desavenencias, los Pitufos no fueron la excepción. Cuando el caudillo se marchaba generalmente a un aquelarre con otros nigromantes, sus pupilos, acostumbrados al paternalismo que el les inculcó, no sabían qué hacer cuando experimentaban independencia. Excepto uno que otro, cargado de mucha ambición, dispuesto a liderar al resto con mano de hierro a los serviles individuos, bajo un modelo mercantilista y feudal. Al tiempo, luego de los desastres que produce un libertinaje inconsciente, retornaba el sabio a poner todo en orden y castigar a los que atentaban contra el Establishmen. Al parecer no cabía lugar para otra cosa.
Lo curioso de esta llamativa fantasía infantil (modelo incluido), es que ha sido producida, distribuida, vendida, exhibida y disfrutada por millones durante décadas gracias un modelo económico totalmente diferente. Sin ello la magia del creador de los Pitufos no hubiese tenido mucha repercusión. Y eso sin contar todos los productos derivados de esta franquicia, aunque la mercadotecnia termine por conferir a la historia un carácter soso y edulcorado.
En nuestra aldea catracha, ofertan la idea de una vía “rápida” hacia el Estado Pitufo, por parte de gobernantes y un puñado de babosos y violentos corporativistas. Aunque no comulgo con las ideas políticas de Papá Pitufo, El y yo sabemos que más nos valdría su modelo antes que las ofertas de estos secuaces de Gargamel, pues nada que ver con el humilde y frágil sistema escondido en el bosque. Más bien diría que nos quieren vender Azrael por liebre, usando para ello la
Saludos.
Sitio Oficial de los Pitufos
4 comentarios:
Y Pitufo Vanidoso no era gay, digamos que no se si tanto en preferencia sexual, pero en actitud y comportamiento si lo era.
Gargamel los queria convertir en Oro, pero luego inesperadamente su motivación era comerselos, que raro.
El comunismo, es un bello ideal. Realmente lo creo. Sin embargo, lo han prostituido tanto que se ha vuelto algo aborrecible.
Uno de pequeño, obviamente, no se pone a hacer este tipo de reflexiones.
Y sobre la cuarta urna: es continuismo. Nos quieren convertir en un estado pitichavista con burdas mentiras. Pero Garga-Mel está decidido a seguir con esta aventura aunque sea lo último que haga...
Van:
Pitufo vanidoso es quizá en actitud y comportamiento un narcisista irremediable. En efecto era algo afeminado también, que no es lo mismo que homosexual.
Ardegas:
No tengo problemas en que otras personas desarrollen y piensen en un bello ideal, aunque yo abrace otro distinto. El buen futuro consistirá en la no imposición de los propios ideales, si no en el convencimiento;de ser esto posible, aunque yo no pierdo la fe en que así pueda ser.
Concuerdo con tus ideas acerca de la cuarta urna. A Garga-Mel no le interesa el enfoque ideológico, sino mantener el poder.
Saludos.
Pitufo Vanidoso....era Metro, dejemoslo ahi jajaja
Excelente Articulo te felicito.
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