lunes, agosto 04, 2008

Nuevos Aquelarres


Parece que el Irreversible está a punto de salir del closet político. En los últimos días ha intensificado la clásica perorata progre difundida en los medios de comunicación. Falta que cambie esa frasecilla Liberalismo social por socialismo que, a fin de cuentas, es lo que su ilusoria cabeza pretende implantar.

La crítica a Gringolandia es la que vengo escuchando desde chico, pero a este tipo de gente la memoria histórica se les queda corta, sólo cuentan la mitad que les conviene. No narran la parte que corresponde a la antigua URSS, también manipuladora de países y voluntades en América Latina como en el resto del mundo, haciendo gala de mucha crueldad e injusticia. Es muy ingenuo suponer que los gobiernos son amigos, sólo establecen asociaciones, y esa ha sido nuestra relación con USA, relación que el Irreversible pone en riesgo.

Y no lo digo por la cantidad de hondureños que viven allá y repatrían sus ganancias, ni porque ellos, los gringos, son nuestros mejores clientes comercialmente hablando, ni por la cooperación que nos brindan en distintas áreas; lo digo porque la pobreza de estos países a ellos no les conviene: primero, están siendo victimas de una ola inmigratoria prácticamente imparable que les genera problemas económicos y sociales; segundo, una sustancial mejora en la economía de estos pueblos pobres supondría el remedio para dicho mal, y, por ende, el significativo aumento de la calidad de vida abriría la puerta a nuevos mercados. No les conviene la pobreza latinoamericana, porque al final ellos la tendrán que pagar, es más, ya lo están haciendo.

Lo peor es que las irreversibles quejas refleja la cultura paternal que promueve el victisismo, misma que nos impide ver la verdad: el peor enemigo que tenemos somos nosotros mismos. No es obligación de ningún país extranjero preocuparse por nuestro bienestar, esa es nuestra responsabilidad. No se puede desarrollar una nación a punta de ayudas internacionales.

Puede que los discursos del Irreversible tengan algunas razones válidas. Vaya, que el sistema actual nos perjudica, pero eso si hablamos de una Cleptocracia, nada que ver con una economía de libre mercando, algo inexistente en Honduras. Si desea deshacerse de los oligopolios, haga apertura al estilo liberal. Ningún grupo privado es tan idiota como para apoyar sus iniciativas interventoras.

Le faltaría, dentro de su incómoda postura política, decir que todo es culpa del Neoliberalismo; sería la joya de la corona en un repertorio de absurdeces. Otro gallo nos hubiera cantado si tales medidas no hubieran sido implementadas por conservadores, incompetentes y, ante todo, supeditada por la presunta corrupción.

Ahora desea que aceptemos los negocios que se trae con sus amigotes, que no son más que nuevos aspirantes a dictadorzuelos, sin llegar a consensos con nadie. Habría que preguntarse si esta relación con países tan pobres se equipara a la de países con mucho dinero. No creo en los tratados de libre comercio o de cooperación. Para empezar no son lo que aparentan ser. Se trata de acuerdos hechos entre Estados que delimitan favoritismos a ciertos grupos pujantes que sí, debo aceptar, podría traer cierta mejoría, pero no para todo el que desee comercial libremente. Por otro lado, y viendo la calidad de amigos que tiene nuestro Irreversible, no me extrañaría que el ALBA se convierta en un nuevo fiasco. Siendo franco, esta alternativa no es más que un frente de gobiernos pro-socialistas buscando afianzar su poder, y con miras a convertirse en otro imperio.

Saludos.

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