jueves, febrero 28, 2008

Lo políticamente molesto


El domingo pasado mientras me aburría viendo en la TV la 80 entrega de los premios Oscar llamó mi atención un hecho curioso, mientras un par de periodistas faranduleros intentaban conseguir con desesperación opiniones de los invitados al evento, uno de ellos dijo la palabra negro para referirse a un actor y director de cine. Su compañera le corrigió disimuladamente diciendo a la cámara que la palabra adecuada para describirlos es afroamericano.

Esto ahora forma parte de lo políticamente correcto en USA. Asocio la corrección política a una normalización eufemística impulsada por organismos institucionales, cuyo fin es imponer cierta perspectiva política o ideológica en una sociedad. En este tipo de casos se introducen conceptualizaciones que tienden a minimizar una parte de la realidad, casi siempre la de mayor crudeza, acentuando otras características menos impactantes u ofensivas. Sin embargo, la introducción de tanto concepto nuevo puede llegar incluso a dificultar el entendimiento e intervención de algunos hechos sociales. Como por ejemplo, al hablar de “violencia de género”, “violencia doméstica”, de un individuo a otro, etc. dependiendo de la dimensión espacial donde acontezcan cierto tipo de hechos.

Pero el mayor disparate que he leído acerca de correción política es: "el empleo de lenguaje sexista”. Según detractores, casi siempre feministas recalcitrantes, la mujer queda ocultada mediante un lenguaje masculinizado. Por ello, la corrección política se quiere tomar la tarea de crear “equidad” en el idioma. Francamente veo esta visión como un paso involutivo a nuestra lengua:

Leer el ejemplo de Arturo Pérez Reberte: “Miguel Hernández era un Falócrata”.

También, el señor José Antonio Martínez en una publicación da su réplica ante la política institucional correctiva y explica, con tajante disertación, que el progreso del idioma que hablamos y escribimos no es producto de un mero capricho machista.

Advierto que el artículo es extenso, para los que tenga un tiempo recomiendo su lectura. Ojo, que esto ocurre en tierras no catrachas, pero como estamos en un mundo globalizado ya no tardarán en ponernos a escribir todo con plecas (/as /os) y esas cosas en escritos oficiales.

El lenguaje (políticamente) correcto

“La extensión hoy de lo políticamente correcto se ha convertido en una enfermiza ocultación de la realidad a través del lenguaje eufemístico”.
Eugenio del Río

Saludos.

3 comentarios:

Luis Amézaga dijo...

Afroamericano o subsahariano. Soy del color de la leche aguada y a nadie se le ocurre referirse a mí por el color de mi piel como signo de identidad. Estoy a favor de lo políticamente correcto y me cago en Reverte y en Miguel Hernández y sus masculinos generalistas. He dicho.

Esto también ha sonado molesto/a :))

David Morán dijo...

Amigo Mickel:

ja, ja. Pobres Reverte y Miguel Hernández. Al menos el uso de lenguaje incorrecto ahorra algunas unas cuantas letras.

A propósito, no se escribe Afroamericano o subsahariano, sino:

afroamericano y afroamericana, subsahariano y subsahariana. Pero como los grupos vulnerables van de primero: afroamericana y afroamericano, subsahariana o subsahariano.

Y para los haraganes:

"Afroamericano/a o Subsahariano/a".
o, "Afroamericana/o Subsahariana/a".

Mejor así. No seas ¡Sexista!

Saludos.

Anónimo dijo...

¿Subsahariano? NO. La forma correcta es "sursahariano", o "sudsahariano". Si no, parecería que vinieran del subsuelo del Sahara.