lunes, enero 21, 2008

Cleptocracia hondureña


Se dice que Honduras es una república democrática por el simple hecho de que un grupo -cada vez más reducido de hondureños- votan a favor de un partido político cualquiera que le dará chamba en su gestión administrativa. Mientras, otro grupo vota impulsado por el fanatismo partidista heredado de su familia. Que si es un sapo el que sale en la foto de la papeleta para presidente, alcalde o diputado, por el sapo vota. Pues está bajo la bandera de su querido partido. Eso es lo importante, que el partido llegue al poder y los otros se jodan.

Aquí no hay decisión que valga, o mejor dicho, parece no existir capacidad para decidir. Y sin eso no sé como tienen algunos el valor de hablar de democracia.

Por tal razón, entre muchas otras, los representantes del pueblo en el poder hacen uso de su derecho para proteger intereses ajenos al propio estado. El fin parece claro, ya todos nos hemos enterado de la “buena nueva” de las reformas electorales.

-Se legaliza la participación forzada de las mujeres en el mundo político. Como si ellas no fueran capaces de hacer nada por sí mismas, va la muleta de la ley a prestarle ayuda. No es cuestión de trabajo, gestión política, capacidades intelectuales inherentes a todos lo seres humanos, formación profesional independientemente del sexo que el individuo cargue, no. Quizá hay demasiada testosterona en el congreso que empieza a incomodar, pero permítanme dudar de tanta caballerosidad disimulada.

Aún así, ese es un punto que, al lado del que sigue, no tiene la menor importancia:

-Como no pueden combatir la plutocracia, el financiamiento amañado de sus campañas políticas, queda evidenciada su incapacidad para mantener el orden ético y moral dentro de sus propias filas, han decretado que al pueblo le toca financiar dichas instituciones, agenciándose así una tajada del presupuesto general del Estado.

Es decir, los partidos mayoritarios se han fortalecido como otro gremio elitista privilegiado. Como si no tuviéramos ya suficiente con pagar estatutos de médicos y profesores, con la diferencia que éstos últimos, los partidos políticos, se suman para conseguir fácilmente fondos fijos sin tener que aflojar los propios. Que bonito.

Estoy de acuerdo, en parte, con las opiniones de Gautama Fonseca y, casi en su totalidad, con la de Juan Ramón Martínez, escritas en sus respectivas columnas de diario.

Semejante estocada es una evidencia clara de legalizar la corrupción. Una aberración política retrograda. Por lo que el término Cleptocracia es el único que se me viene a la mente para definir la forma de gobierno que ha reinado en nuestra maltrecha Honduras.

Saludos.

1 comentario:

Luis Amézaga dijo...

Listas abiertas. No hay otra para dar posibilidad al elector de enmendarle la plana a los partidos y a sus decisiones internas.

¿Mujeres cuota? Qué manera de discriminarlas.