Nos mantenemos a la expectativa de los últimos acontecimientos en Honduras. La depresión tropical Agatha trajo fuertes lluvias que afecta todo el país, frágil ante semejantes acontecimientos. El gobierno, de forma oportuna, decretó emergencia nacional y trabaja para asistir a las poblaciones afectadas por el mal tiempo que, según nos informan algunos noticieros, continuará en las próximas horas.
El impacto negativo de estos fenómenos climáticos se maximiza con la intransigencia de mucha gente que vive en zonas de alto riesgo, en complicidad con las autoridades centrales y municipales que nunca han podido solucionar este problema. En Tegucigalpa veo que algunos mercados se inundaron, pero la cosa no termina ahí, las condiciones insalubres (acumulación de basura) de estas zonas de la ciudad contribuyen a que aumente el riesgo de una catástrofe que genere pérdidas a pequeños comerciantes y la evacuación de muchas colonias.
Tanto el sector privado como el público insisten en construir o mantener activas edificaciones en los márgenes ríos y quebradas; tal parece que nadie aprendió con la triste experiencia del Huracán Mitch, porque observo los problemas de siempre.
Se esperaba afrontar una dura sequía, sin embargo ocurrió todo lo contrario, desde principios de mes comenzó a llover a cántaros, desaparecieron los incendios forestales y pasamos, de una forma radical, a temibles inundaciones.
Esperemos que el gobierno focalice toda su atención en este dilema y posponga la insulsa política exterior de quedar bien con medio mundo, incluso aquel que no le reconoce.
Notas de Prensa:
Saludos y ánimo.
El impacto negativo de estos fenómenos climáticos se maximiza con la intransigencia de mucha gente que vive en zonas de alto riesgo, en complicidad con las autoridades centrales y municipales que nunca han podido solucionar este problema. En Tegucigalpa veo que algunos mercados se inundaron, pero la cosa no termina ahí, las condiciones insalubres (acumulación de basura) de estas zonas de la ciudad contribuyen a que aumente el riesgo de una catástrofe que genere pérdidas a pequeños comerciantes y la evacuación de muchas colonias.
Tanto el sector privado como el público insisten en construir o mantener activas edificaciones en los márgenes ríos y quebradas; tal parece que nadie aprendió con la triste experiencia del Huracán Mitch, porque observo los problemas de siempre.
Se esperaba afrontar una dura sequía, sin embargo ocurrió todo lo contrario, desde principios de mes comenzó a llover a cántaros, desaparecieron los incendios forestales y pasamos, de una forma radical, a temibles inundaciones.
Esperemos que el gobierno focalice toda su atención en este dilema y posponga la insulsa política exterior de quedar bien con medio mundo, incluso aquel que no le reconoce.
Notas de Prensa:
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