miércoles, octubre 28, 2009

¿Un Rey para Honduras?

Algunos medios periodísticos suelen emplear la frase: …”el gobernante de todos los hondureños” para referirse al Presidente de la República. Me pregunto si en verdad habremos entendido el auténtico significado de la democracia, cuando, al autocalificarnos como meros vasallos del Poder Ejecutivo, queda descalificada nuestra propia condición de ciudadanos y todo lo que ello implica.

Un presidente de Estado y/o Jefe de Gobierno es, por regla, un servidor público con el deber de administrar los bienes estatales. No es un rey al que se le deba pleitesía, ni mucho menos el responsable último de nuestra felicidad, ni debe inmiscuirse en semejante proyecto; es, simplemente, un empleado del pueblo, cuyas atribuciones deben estar enmarcadas en ley, con la obligación de rendir cuentas de sus acciones ¿Cuándo se entenderán así? Y si por casualidad desafía el estamento jurídico que debe respetar, pierde toda legitimidad sobre el puesto que ejerce. Aunque haya sido electo democráticamente.

De seguir con esta cultura advenediza antes ciertas autoridades, y con una visión del Estado al estilo de Mussolini, la clase política que nos ha dejado en la cola del desarrollo humano seguirá haciendo de las suyas, imponiendo cuanto Mel Zelaya quiera, sin distinción de colores o banderas.

"Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder: No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor…"

Mateo 20, 25—27.

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