lunes, marzo 16, 2009

Dopaje político


La bravura parlamentaria no impresiona ni descubre algo que produzca sorpresa, sobre todo en estos días donde los burros aprendieron a no respingar aunque les chimen los mismísimos cojones; ahora apelan al descaro, sacan del closet sus auténticas inclinaciones políticas, confirmando que nuestro morbo no era producto de una avalancha especulativa sin sentido.

Vemos el resultado de las enseñanzas que inoculan los futuros dictadorzuelos de latinoamerica, discípulos y herederos de Fidel, que procuran replicar el modelo cubano-paternalista en sus respectivas naciones.

Si hay burros que desean desatarse del lazo impuesto por la Constitución de la República, apelando al populismo, no creo sinceramente que lleguen muy lejos. Lo que se puede percibir, tras el dopaje político, es un temor, porque saben que al ceder el trono no estarán seguros: de los opositores, de los camaradas que pueden considerar su “política” como un vil acto de traición ideológica y, desde luego, de la misma justicia, oficial y social.

Saludos.

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