lunes, febrero 25, 2008

Porque la medicina es peor que la enfermedad



El gobierno del “PODER ciudadano” adopta medidas para el ahorro de energía. Urgen.

Resulta que el equipo socialdemócrata de Mel ya no puede seguir subsidiando los combustibles como lo estaba haciendo, todo para cumplir su ilusoria promesa electoral. Se ufanaban de lo barato que sale el combustible en Honduras en comparación con lo caro que se vende en el resto de C.A., quizá se deba a que en estos países no juegan con el precio real del producto.

Impone una estrategia que restringe la libertad de circulación-vehicular- de los propios ciudadanos, y éstos, al parecer, no tienen PODER para impedirlo. Al carajo la democracia participativa cuando hay emergencia, y como siempre estamos en emergencia… Habrá que esperar una respuesta del poder judicial antes estas políticas intervencionistas, si en verdad se sustentan en nuestra constitución.

Como no pueden cumplir con su palabra ahora somos nosotros, la ciudadanía común, quienes debemos sacrificarnos por el éxito de su gobierno particular. Ah, eso sin contar que la medida no es igualitaria ya que se impone únicamente a ciertos sectores de la sociedad; por otro lado se refuerzan la costumbre de alimentar a algunos gremios privados de una teta pública con las gotas de leche contadas. Luego vienen los berrinches que nadie puede consolar. Pagan bonos no precisamente para compensar a quienes afectarían, sino para que no se proteste en las calles cuando el gobierno ya no sea capaz de brindar sus “ayuditas”.

¿Pero es el consumo energético de los ciudadanos lo que genera la crisis actual?

-¿No serán acaso las políticas viales cuyo objetivo era agilizar el tráfico vehicular las que han fracasado?, Se gasta más combustible en embotellamientos provocados por tanto semáforo ubicado a cada cincuenta metros, que el consumo por alta cilindrada de un auto de lujo al trasladarse de un lugar a otro sin ninguna dificultad.

-¿El consumo de energía eléctrica del pueblo hondureño causa un déficit en la economía estatal o será la pésima administración de la ENEE? ¿Quiénes tuvieron la genial idea de establecer que esta empresa monopolística estatal dependiera cada año de la generación de energía térmica a base de combustible fósil?

-¿Por qué, si existe una crisis energética, y estamos siendo gobernados por un partido con supuestas ideas liberales, éste no reduce el gasto público purgando mejor a la enorme burocracia que todos pagamos y que mal nos ha servido?

Este gobierno será victima de sus despistadas promesas de campaña.

Saludos.


2 comentarios:

Luis Amézaga dijo...

Reducir el gasto público dice usted. Y cómo vender entonces sus caras, que es de lo que se trata.

El barril de petróleo está a 100 dólares. Y gracias a que la moneda americana está baja, en caso contrario estaríamos ya ante una guerra mundial en ciernes. La energía es el talón de Aquiles de una humanidad que se debate por mantener un ritmo de vida que es fruto de los avances propios. Por aquí también se suelen escuchar propuestas de ese tipo, aunque lo hacen esgrimiendo razones muy verdes de cuidados plantetarios. La contaminación, ya se sabe. Por eso suelen decir de circular los días impares los de matriculas impares y los días pares los de matrículas pares. Tontos en todos los sitios abundan. En las ciudades es responsabilidad de la administración, la fluidez que se logra con medios de transporte públicos de calidad y eficiencia. Consiste en seducir al propietario de un vehículo de que lo aparque y se desplaze en bus, metro o tranvía. Obligar a no usar tu vehículo debería ir acompañado inmediatamente de rescindir sus obligaciones impositivas. Al menos eso.

David Morán dijo...

Amigo Mickel:

Recurro a pedir imposibles al gobierno como una forma de poner en claro quienes podría generar una masiva implementación de energía improductiva.

Con el trasporte público aquí no puede cautivar a nadie a menos que seas un sujeto con tendencias suicidas. Sólo la necesidad y la fata de recursos obliga a tomar acciones temerarias para sobrevivir.

La recomendación estatal de socarse la faja se aplica en Honduras desde la última década del siglo XX, todavía se sigue socando pero sin resultados. Es una tradición política apelar a ella cuando los cálculos les salen mal, que es casi siempre.

Saludos.