lunes, marzo 31, 2008

Restricciones políticas


Cuando no encuentro material interesante que subir al blog sé que cuento con el gobierno del Poder Ciudadano para cubrir espacios. No hace falta inspiración, las notas de prensa hablan por sí solas, aunque el mismo gobierno se empecine en mantener una actitud intolerante ante la libertad de expresión.

Luego del lío de los melones, luego que mucha cabeza caliente activase el clásico, rencoroso y predispuesto morbo hacia Gringolandia, y luego de ver el folklórico comportamiento del Presidente de la República con la prensa internacional, -total, para eso no se estudia- el panorama político es, fue y seguirá siendo un asidero de dilemas infranqueables dando siempre de qué hablar.

No se critica con alevoso menosprecio a nadie, desde cualquier medio o postura, pues cada protesta lleva tras de sí sólidas justificaciones; todo lo contrario, son las políticas implementadas desde el gobierno quienes las estimulan, muchas de ellas desligadas del marco ideológico que debería acatar su partido político. De remate, algunos se quejan con este tipo de frases: Sólo se limitan a criticar, pero no ofrecen propuestas de solución.

Vaya, a parte de empeorar la economía de la gente común para mejorar la suya, existe el cínico e irresponsable propósito de trasferir su trabajo. Que bonito. Si aceptamos vivir en una sociedad demócrata, quienes administran el Estado deberán aceptar y tolerar la oposición, más aún si tomamos en cuenta su pobre triunfo electorero.

Una de las políticas que, hasta ahora, mantuvo el gobierno con alto grado de consideración y estima, fue evitar el aumento y la creación de nuevos impuestos, procurando un mejor recaudo de los existentes. Es decir, no intervenir y hacer aplicable la ley para todos. Sin embargo, como ya es costumbre, parece que se les acabó el combustible.

A no ser que me equivoque, considero que el actual gobierno tiene el record de incumplimiento de promesas de campaña más grande de la historia de nuestro país.

Lo único rescatable en todo esto es la evidente separación de –intereses- poderes estatales. Reconozcámoslo, se ha vuelto verdaderamente funcional, pues una complementación de ambos (ejecutivo-legislativo), en nuestras circunstancias y ante semejantes majaderías, sería una verdadera catástrofe.

Saludos.

1 comentario:

Luis Amézaga dijo...

Darles la solución de que se marchen a su casa.